Por Agustín Monguillot.

Durante febrero los médanos de Villa Gesell reciben al Enduro del Verano, la carrera de motos y cuadriciclos que, en esta edición, estableció un Record Guiness al contar con la participación de 1100 corredores. Emiliano Mandarano fue uno de los representantes que tu Quilmes en la competencia más espectacular de la cartelera nacional, revela detalles de la enorme exigencia que genera la carrera y su alegría por haber finalizado en el 14° puesto de la general en Quads.

La calma de los médanos fue interrumpida una vez más por los ruidos de los motores de 2 y 4 tiempos. Es que, desde hace ya algunos años la ciudad de la costa recibe lo que es ya un clásico en esta época del año.

Todo muta en ese fin de semana cuando llega el circo del evento más grande del motocross criollo. Como si salieran de debajo de la arena, los trapitos se adueñan de la banquina de la Ruta Provincial N° 11 y exigen (con total soltura) hasta $300 a cambio de la seguridad de vuestro vehículo, mientras un patrullero custodia la zona a unos pocos metros. Los Bomberos Voluntarios también quieren hacer su negocio: ofrecen una tarifa más elevada, pero con seguro.

El único consuelo es que el acceso a la carrera no tiene costo alguno. En la entrada, hay una zona llana, que antecede a las dunas y que se transforma en una ciudad compuesta por varias manzanas de stands, carpas, casas rodantes, 4x4, utilitarios y, por supuesto, motos y cuatriciclos de todos los tamaños, colores y cilindradas.

“Yo la definiría como una carrera para todos”, dice Mandarano sin que se le escape la vista para las dos sugestivas promotoras que acaban de pasar delante él, portando unas ajustadas calzas color fucsia. Aquella primera carrera en 1992, con 110 participantes en la frontera de Pinamar, en nada debe asemejarse a esta última versión de 1090 pilotos, que le permitió ingresar en los World Guiness Records como la competencia más grande de ATV del mundo.

“Los primeros 30 son de un nivel profesional y después va decayendo: del 30 al 100 son gente que le dedica tiempo a la actividad. Por último están los aficionados que para ellos es un logro terminar de dar las cuatro vueltas de 12 kilómetros”, amplía el quilmeño de 25 años, de los más destacados entre los cuatriciclos, finalizando en el puesto 14 sobre 575 participantes.

Si bien aspiraba a meterse en el Top 10 (terminó octavo hace dos años), Emiliano reconoce que no corrió en las mismas condiciones de los que puntearon en la carrera: “Es difícil competirles de igual a igual porque tienen otro tipo de infraestructura. Tienen un ATV para entrenar y otro para competir y disponen de cantidad de repuestos libres”.

También la proximidad para entrenarse juega un papel vital, como es el caso del máximo ganador de la historia de la categoría con 5 ediciones, Javier Altieri, que vive en Pinamar y siente al circuito como El patio de su casa. También hay chicos del Interior que corren hasta dos campeonatos durante el año y se dieron el lujo de participar de alguna carrera en Estados Unidos. Esta realidad no resigna a Emiliano. Al contrario, lo motiva: “Todos nos exigimos el doble. Yo nunca me comparé con nadie ni compito para superar a tal piloto. Yo busco superarme día a día, que siempre digo es lo que te hace progresar en la vida”.

No tendrá las facilidades de un piloto oficial Yamaha u Honda, pero se las ingenia para tener cubierta cada parte, como lo es conformar un equipo (Axion Team) y tener algunos sponsors (Juri ATV Parts, Fuerza G Gym, Ama Lubricantes, Patronelli Motorstore, Hero Graphix Argentina, LCM Covers).

Para equipararse con los más poderosos, Emiliano encontró la solución en anticiparse y armar con una planificación de varios meses de entrenamiento, con el team manager Ezequiel Salzano supervisándolo: “No corrí en el 2013, pero empecé a subirme al cuatri a partir de julio, con lo cual hice una preparación física muy fuerte para lo que es la exigencia de la carrera, sumar horas arriba del cuatri para entrar en timing, como cualquier otro deporte lo exige”.

Por poco, todo el esfuerzo hubiera sido por nada. Previo a la gran carrera, Mandarano participó del Súper ATV, una competencia más acotada en tiempo y circuito reservada para los mejores corredores, con el fin de garantizar el show. Superó la etapa clasificatoria y en la final, tras una buena largada, tuvo un choque con el piloto oficial español que trajo Yamaha. “Sentía como los cuatriciclos me zumbaban la cabeza”, recuerda.

Haberse metido entre los mejores 15 no es para cualquiera, y es consciente que “año tras año sube muchísimo el nivel. Cada vez son más chicos y estos son a la vez los que andan más rápido. Hubo muchos de 17/18 años entre los diez mejores. Eso habla que la escuela del cuatriciclo en Argentina está creciendo muy fuerte”.

¿Cuáles son los pilares que garanticen estar entre los mejores? “Contar con una estructura detrás que permita al piloto enfocarse en lo principal que es correr. En mi caso, y creo que en la mayoría de los que andan en la punta, es fundamental el soporte familiar. Es una actividad que requiere de apoyo, que te estén encima y no te falte nada. Son muchas las exigencias que tiene este deporte y la familia es especial para eso, como así también el grupo de amigos”.