De los sueños o por lo menos el equipo que permite soñar. Quilmes fue puro orgullo y corazón frente a Argentinos, en un partido clave para mantener chances de permanencia. Sacó rápidamente la ventaja en el marcador y, si bien tuvo opciones para liquidarlo, durante gran parte del partido se dedicó a defender la ventaja. Por eso sufrió hasta el final ante un equipo descendido, pero que le hizo fuerza en el Centenario. Con estos tres puntos, mirará más aliviado el resto de la fecha, mientras espera la etapa definitoria ante los máximos candidatos al título.

Sabía que era el momento indicado, el partido que debía ganar para continuar con vida. Y el Cervecero se lo tomó de esa manera, salió a jugar con intensidad y velozmente tuvo su recompensa. Poco había pasado hasta que, tras un pelotazo largo, Vuanello queda habilitado y, gracias a las dudas de Nereo Fernández en su salida, decidió tocar al medio para la aparición de Gonzalo Ríos que, anticipándose a su marcador, mandaba la pelota a la red. Todo muy rápido y al QAC se le solucionaban los mayores problemas.

Claro que, ese tanto lo hizo entrar en un letargo demasiado evidente a los dirigidos por Caruso Lombardi. Apostó a regalarle la pelota a su adversario y a dedicarse a atacar desde la contra. Algo que consiguió muy poco durante esa primera mitad, en la que Argentinos careció de profundidad, por lo que el encuentro tuvo tensión pero aburrió a los neutrales que estaban pendiente de las acciones.

Distinto fue el comienzo de la etapa definitoria. El equipo se dio cuenta que debía definir las acciones, antes que se le complicaran más de la cuenta, ya que un solo gol de distancia no era una diferencia que permitiera ganar en tranquilidad. Y lo tuvo Telechea, que tardó más de la cuenta en sacar su disparo, uno de Carrasco lo contuvo el arquero a medias y después no pudo ser aprovechado el rebote y, en la más clara, el Chino Benítez reventó el palo después de un tiro libre bien calibrado.

Pero ese momento paso y la visita se dio cuenta que no tenía nada para perder, por eso salió a quemar las naves. Muchos delanteros, pocos defensores y un Droopy Gómez punzante por la derecha, que le permitió sumar porotos en ofensiva. Fue el momento en el que Quilmes (y principalmente su entrenador) se dio cuenta que la misión primordial de ahí en más era cuidar la diferencia. Por eso, el Bicho comenzó a pisar el área contraria con más continuidad y hasta incluso, tuvo una de empate por un remate de Pisculichi que se desvió a tiempo en un defensor, porque tenía destino de gol.

Pese a jugar el último cuarto de hora con un hombre menos (doble amarilla a Torrén), los de La Paternal fueron protagonistas ante un Quilmes que redoblaban su esfuerzo para cerrarle los caminos a su adversario. Así fue hasta la única jugada, cuando ya habían pasado los tres minutos de adicional, momento en el que Pittana decretó el final y permitió el delirio colectivo en el estadio.

El primer paso esta dado: Quilmes está vivo y con la ilusión de aprovechar esta remontada. Sabe que no la tiene fácil porque enfrente tendrá a dos de los conjuntos que pelean por el título de campeón. Pero mientras espera lo que suceda en la fecha, se permite soñar con algo que parecía lejano y todavía es posible.