La expectativa por ver como se iba a dar la definición del campeonato, apenas duró un par de minutos. Hubo demasiado River en cancha para tan poco Quilmes y después de haber convertido el primer gol, empezó a liquidar rápidamente la historia, hasta florearse, llegar a la goleada y terminar redondeando su mejor actuación colectiva, justo en el partido que le sirvió para confirmar su 35° título. Los dirigidos por Caruso Lombardi no tuvieron la actitud ni las ganas para salir a pelear el partido. Flojito cierre de temporada para un equipo que estaba hecho desde hace una semana atrás.

Difícil poder analizar un partido que tuvo poco de enfrentamiento entre dos rivales. Fue casi un monologo del elenco de Ramón Diaz, que desde un primer momento mostró ser más intenso y estar convencido de lo que quería. Jugaba en terreno ajeno, movía bien la pelota y, con altos rendimientos individuales, supo pegar rápido para sacarse cualquier presión de encima. Fue Cavenaghi, uno de los mejores de la jornada, quien supo tomar el rebote que dejó Benítez, después de sacarle un tremendo cabezazo a Carbonero.

Recién ahí el QAC se animó a salir un poco más, pero casi que ni pisó el área rival. Apenas un cabezazo de Carli en el techo del arco y un remate de Díaz olvidable por lo desviado que se fue, terminaron siendo las únicas aproximaciones ofensivas de todo el encuentro. Si, casi no pateó al arco. Y encima, pecó en una pelota quieta y Mercado marcó el segundo.

La historia parecía definida de antemano, con todavía un tiempo por jugar. Pero el Millonario quiso rematarlo a toda costa. El bombazo de Ledesma (la figura de la cancha) fue clave para empezar a transformar el triunfo en goleada y para que el local se anime a insistir hasta el final, ante un Quilmes deshilachado por completo y que ya estaba entregado por completo.

Por eso llegaron los goles casi calcados de Cavenaghi y de Teo, que sirvieron para ponerle la frutilla a la torta de este campeonato ganado por River. Y para que el festejo de los hinchas que colmaron el Monumental comience mucho antes del pitazo final de Silvio Trucco.

Para Quilmes una manchita que no termina de empañar lo conseguido hace una semana atrás, pero que genera un pequeño fastidio a corto plazo. Ahora será cuestión de empezar a pensar en el futuro, para que a partir de agosto no deba surcar por aguas tan turbulentas como en los últimos tiempos.