En el marco de un evento solidario realizado por la Escuela N° 38 de Concepción del Uruguay, el quilmeño Omar Pineda fue invitado a participar de un raid acuático en el que había que unir las ciudades de Colón con Concepción. Y haciendo gala de su excelente nivel y de una temporada que comenzó a hacer tan exitosa como otras, realizó un esfuerzo enorme teniendo en cuenta las condiciones climáticas, para culminar la competencia con un excelente tiempo de 7 horas 23 minutos.

Apoyados por prefectura, que se encargó del hospedaje, del apoyo logístico y todo lo que los protagonistas necesitaban, el grupo de competidores de la zona se trasladaron junto con el Prefecto Mayor Gustavo Fahler a la ciudad de Colón.

El día comenzó con un fuerte viento sur que hizo posponer la salida un par de horas. Cuando comenzó la competencia, el agua estaba helada (14 grados) debido a las fuertes lluvias en el norte, que, además, provocaron una gran crecida (estaba más de 5 metros arriba de lo habitual).

La salida se hizo muy dura, con un oleaje de 0,50mts en contra y mucho viento. Bajo esas condiciones los nadadores tuvieron que pasar el puente Colón-Paysandú, lo que les llevó una hora y media aproximadamente. El río que parecía tan tranquilo viéndolo desde afuera, tenía guardadas varias cosas raras durante el transcurso de la competencia…

En un momento, surgió una corriente de reflujo (iba al revés). El baqueano Sergio Saavedra que iba en el tracker de hidratación, a los gritos ubicó al grupo para que vaya por el lugar correcto. A las 5 horas de nado, apareció una corriente lateral que tiraba con fuerza hacia la costa uruguaya y al canal de navegación con su tráfico de barcos. Pineda pudo zafar tras varias brazadas rápidas, pero a uno de los participantes se lo llevó la corriente y debieron ir a buscarlo con la lancha.

Otra curiosidad fue un banco de arena de medio metro de profundidad en el río, llegando a la zona de Banco Pelay, donde se plegaron varios kayaquistas del lugar que acompañaron a los nadadores hasta el puerto, en donde una multitud los esperaba aplaudiendo, tocando bocinas, sirenas de bomberos y todas las luces prendidas, hasta la de los barcos amarrados. Sin dudas, un momento muy emotivo que hizo olvidar el cansancio que traían.