Con miles de batallas sobre sus espaldas, había una espina clavada en la exitosa carrera de Matías Paredes. Un sueño que varias veces se escurrió caprichosamente de las garras de este símbolo de Los Leones. Pero, el volante-delantero con pasado en las ligas de Alemania y Holanda y referente indiscutido de Ducilo y la Selección, nunca bajó sus brazos hasta finalmente lograrlo en el Mundial disputado en La Haya, Holanda, en el cual, por primera vez, Argentina subió al podio. En exclusiva con DQ, el quilmeño analiza este histórico tercer puesto y las claves que llevaron al equipo albiceleste al éxito.

- ¿Cómo se habían preparado para el Mundial y con qué expectativas fueron a Holanda?

- El objetivo principal era terminar entre los primeros seis. Eso se debía a que en el último año habíamos tenido buenos resultados, sintiéndonos bien adentro de la cancha frente a los mejores equipos y queríamos terminar de plasmar esa impresión en un logro importante. Obviamente que haber alcanzado el tercer puesto es algo espectacular, pero nuestra sensación, sobre todo después la World League disputada en enero, era que estábamos bastante cerca de las potencias.

- En el debut les tocó nada menos que el local y, si bien hicieron un buen partido, terminaron cayendo. Sin embargo, eso traspié no los desmoralizó…

- En los papeles, perder con Holanda sería lo normal y común: nosotros llegamos al Mundial en el puesto 11 del ranking y ellos en el dos, así que antes del partido eran los favoritos y encima de local con 20 mil personas todas de naranja en el estadio. Sabíamos que iban a salir con todo y logramos empatarles el primer tiempo uno a uno, pero en el segundo nos embocaron con dos llegadas. Tuvimos uno o dos corners como para acercarnos pero no lo metimos. Ellos jugaron mucho mejor y terminaron ganando, pero nosotros siempre creímos en nuestro equipo.

- En el segundo pudieron tener revancha frente a Alemania, otra potencia mundial…

- Sí, sabíamos que de esos dos partidos algo nos teníamos que llevar porque queríamos apostar a llegar a una semifinal y después nos tocaban Nueva Zelanda y Korea, rivales de nuestro nivel, y Sudáfrica, que supuestamente estaba un paso más abajo. Por suerte nos tocó ganar y ese envión anímico lo llevamos hasta el final.

- Y a partir de ahí se convirtieron en la sensación de la copa ¿lo sintieron eso a medida que iban pasando los partidos?

- En la World League le habíamos ganado a Holanda y a Bélgica, que en los últimos años siempre está entre los cinco primeros. Eso los rivales también lo saben y encima ahora sumamos un córner muy fuerte, en el hockey se depende mucho de esa jugada tanto a favor como en contra, entonces empezaron a mirarnos de otra manera. Después, el trámite del juego a este nivel es muy parejo, lo que define los partidos es el córner o la efectividad en el área.

- ¿A que atribuís esa mejoría que notaban?

- Si bien desde que estoy en la Selección siempre tuvimos buenos jugadores, parecía que lo que faltaba era el equipo y creo que en el Mundial, además de las individualidades, apareció ese equipo que fue muy fuerte defensivamente y que en ataque lastimaba mucho con el córner corto.

- Hasta metieron goleador del torneo (NdeR: Gonzalo Peillat , con 10 tantos)…

- Eso te da un plus, porque llegás y sabes que podés meter el gol. Te da una energía extra que va potenciando a todos los jugadores.

- ¿Cómo fue la previa al partido ante Inglaterra por el tercer puesto?

- En la historia de los Mundiales Argentina nunca había llegado a una semifinal porque se perdían puntos decisivos. Lo que vimos en este torneo fue que ganamos los partidos que teníamos que ganar y además vencimos a Alemania -que es la primera vez que se le gana en un Mundial-, entonces veníamos muy bien anímicamente. Cuando tocó Australia para las semis sabíamos que era muy difícil, perdimos, pero para nosotros tener la posibilidad de jugar por el tercer puesto era como salir campeones del mundo. Imaginate que, en lo personal, ya había decidido que si terminábamos del 6to al 12º puesto dejaba de jugar. Por suerte conquistamos la medalla así que voy a seguir (risas).

- Igual, después de clavar los dos goles tampoco te van a dejar irte…

- (Risas) No había podido marcar en todo el torneo, venía cruzado y justo me tocó hacer los dos goles frente a Inglaterra… creo que si lo quería armar no me hubiera salido tan bien. Fue una gran alegría, pero lo más importante es el resultado final del equipo. Hace 12 años que estoy en la Selección y pasaron un montón de excelentes jugadores que se rompieron el alma igual o más que los que estamos ahora, pero no se les había dado. Así que cuando terminó el partido me acordé de todos ellos. Teníamos esa deuda de alcanzar una buena posición en un torneo grande y nos demostrarnos que eso que imaginábamos se podía concretar.

- ¿Son conscientes de que entraron en la historia grande del hockey argentino?

- Sí, pero creo que todavía no caemos. Cuando pase el tiempo o deje de jugar voy a valorar mucho más todo esto. Estamos contentísimos, pero aún no tomamos dimensión de lo que logramos. En nuestro país se ve mucho más a las chicas, pero el nivel de damas es muy diferente: en el mundo solo Holanda y Argentina se entrenan como profesionales, el resto se lo toman de otra manera.

- En cambio, en Caballeros es más parejo, con muchos más equipos profesionales…

- Exactamente. Imaginate que en Holanda, donde las chicas son campeonas mundiales, el partido se disputa en la previa del de caballeros. A veces se hacen comparaciones y se pregunta porqué a Los Leones no les va tan bien como a Las Leonas y la realidad es que en Argentina hay 10 mil hombres federados, mientras que las mujeres son más de cien mil. Hay una disparidad terrible. Ahí es cuando vemos un valor agregado tremendo en lo que conseguimos y lo difícil que es llegar a esa posición. Lo importante es que el deporte se siga difundiendo y cada vez se sumen más jugadores, porque la cantidad hace a la calidad.

- Entonces, a partir de este éxito grupal, confirmás que hay Matías Paredes por lo menos hasta los Juegos Olímpicos…

- Hasta los Juegos sí, bah, ¡en realidad primero hay que clasificar! Mi intención es esa, después habrá que ver si el Chapa me convoca. Yo estoy, como siempre, a disposición de la Selección.

Como el Diego

La casaca número 10 de Argentina tiene una mística especial, se trate de fútbol o, como en este caso, de hockey. Esos números estampados sobre la Celeste y Blanca invitan siempre a soñar con jugadas mágicas. Y, justamente, eso fue lo que hizo el Diez de Los Leones. Matías Paredes se vistió de héroe y, emulando a Diego Maradona en México 86, fue el autor de los dos tantos que le dieron la victoria a los argentinos sobre Inglaterra y terminaron de sellar una actuación épica en el torneo que se disputó en Holanda.

- ¿Te dijeron algo tus compañeros de que justo jugando con la 10 fueras el autor de dos tantos frente a Inglaterra?

- No, no me dijeron nada. Leí en DQ una comparación ¡está buenísimo!, pero son dos deportes diferentes…

- Es verdad, pero teniendo en cuenta la rivalidad histórica, que el triunfo se diera de esa forma…

- Nosotros somos todos futboleros y siempre el 10 representa a Maradona y Maradona al gol a los Ingleses… hay un montón de situaciones que te llevan a pensarlo, pero la verdad es que estábamos tan contentos por lo que habíamos logrado que no nos detuvimos a hacer esa comparación.

Un equipo bien chapa

Matías, siendo un referente histórico de este equipo, es palabra autorizada para opinar sobre las claves que llevaron a la Selección a este éxito y, sin dudarlo, lo resume en un nombre: Carlos Retegui.

“La llegada del Chapa sumó mucho. Desde el primer día nos convenció y nos empezó a meter fichas diciéndonos que estábamos cerca del objetivo y que había que seguir y entrenar, entrenar y entrenar”, cuenta Paredes y explica el método: “entrenamos todos los días, tres veces en doble turno y, además de los ejercicios tradicionales de un equipo de hockey, hacemos cross fit, natación y boxeo. Nos introdujo en un entrenamiento total que, además de mejorarnos la parte física, nos hizo muy fuertes mentalmente”.

Diario Mundial

La Selección fue sin dudas la sensación del Mundial de La Haya. Integrando el Grupo B, definido como el de “la muerte”, debutó con una derrota ante Holanda (1-3), pero luego sumó todas victorias: Alemania (1-0), Nueva Zelanda (3-1), Corea del Sur (5-0) y Sudáfrica (5-1). Luego, en semifinales, cayó ante el invicto campeón reinante Australia (1-5), equipo que terminó coronándose nuevamente tras vapulear 6 a 1 a los locales. Así, llegaron al encuentro por el tercer puesto, partido en el cual volvieron al triunfo, nada menos que frente a Inglaterra, equipo al que vencieron 2 a 0 con tantos de Matías Paredes.