Partidazo en Avellaneda. Al compás de la lluvia, Independiente y Quilmes se fueron regalando momentos, situaciones y dando opciones para terminar gestando un cotejo a pura emoción y que recién se definió en la última jugada. Los dirigidos por Quattrocchi se pusieron rápido en ventaja, pero un par de errores los estaba dejando sin nada, hasta que los cambios levantaron al equipo que, en base a coraje llegó a una increíble igualdad. Pero el gran partido de Pisano, bien secundado por Pizzini le dio réditos al local, que lo ganó en el descuento.

Para los imparciales, habrá sido un verdadero disfrute. Para los hinchas cerveceros, la sensación de haber podido sumar en una cancha complicada quedó atragantada por segundos. Porque el equipo arriesgó a jugarle de igual a igual a un rival entonado, por momentos se la hizo difícil, pero terminó pagando por haber cometido errores pesados en pasajes claves del encuentro, que lo dejaron sin nada.

Y eso que se había puesto en ventaja, porque después de un buen pase del Enki López, Brian Sarmiento extendió su racha goleadora, definiendo al primer palo de Roduiguez. Pero fue el propio arquero de Independiente quien equilibraría las cosas, después de un muy charlado penal que cobró Echenique, ayudado por su asistente Ariel Scime. Después de una mano de Suárez que podría haber sido penal, vino un centro en el que salió mal Dulcich y Martínez levantó violentamente la pierna que impactó de lleno en Lucero. El uno del Rojo lo transformó en la igualdad parcial.

Pero lo mejor estaría en el complemento y los cambios fueron importantes para eso. Desde que pisó el campo de juego, Pisano hizo estragos por la derecha. Y bien secundado por Pizzini, se encargaron de complicarle la vida al QAC durante todos esos cuarenta y cinco minutos. Esta situación enseguida le dio dividendos positivos al Rojo, que por falta de Suárez tuvo otra pena máxima a su favor. Otra vez Rodriguez, de idéntica resolución, puso al local en ventaja, que aumentaría gracias a un rebote largo que dio Dulcich tras un remate del propio Pisano, que Riaño mandó a la red.

Pero las modificaciones también favorecieron a Quilmes. Primero con un Adrián Fernández que fue a todas y en una recibió un mínimo contacto dentro del área, que aprovechó para dejarse caer. Tercer penal de la noche, pero esta vez fue Klusener el que lo transformó en el descuento. Y el ingreso de Ilarregui también hizo lo suyo, a pleno desborde por la izquierda, la visita fue acorralando a su rival, llevándoselo por delante con más ganas que fútbol. Y tuvo su premio en un rebote que tomó Zacaría, que remató al quedar cara a cara con el arquero. Gol y empate en tres, faltaban cinco y parecía que el QAC lo tenía en el bolsillo.

Pero Pisano pensaba otra cosa e Independiente fue. Con remates de media distancia lo hicieron revolcar de un lado al otro a Dulcich, pero cuando el uno comenzaba a agigantarse, ya en la hora, Riaño encontró un balón dando vuelta tras miles de rebotes y con una media tijera mandó la pelota a la red. Los de Quattrocchi tuvieron una más ya con Carli jugando de nueve, pero Rodríguez cortó un centro de gol y en la última jugada, Mancuello anotó después de una gran maniobra colectiva, en el que la visita casi no opuso resistencia.

Derrota en medio de un gran partido. Sinsabores que deja un encuentro en el que Quilmes mostró virtudes y defectos, continuando con este proceso de refundación del equipo. Pero claro, necesita de resultados positivos. Por eso la desazón final, en medio de una noche lluviosa.