Un poco de aire en medio de una temporada que venía dejando bastante que desear hasta el momento. Quilmes respiró un poco después de una buena presentación en su estreno en esta edición de la Copa Argentina. Ante un limitadísimo rival como Sportivo Belgrano de San Francisco, los dirigidos por Julio Falcioni ganaron de forma merecida, mostrando algunos detalles positivos en su juego. Más allá de esto, el DT continuará siendo observado de cerca en los próximos encuentros por el campeonato.

Las realidades de los dos equipos no eran la ideales antes del partido. Ambos llegaron con sus problemas a cuestas y eso se notó, principalmente en el primer tiempo, cuando les costó hacer pie y recién con el correr de los minutos empezaron a mostrar algo de lo que intentaron plantear en a cancha de Instituto. Por supuesto, con una formación repleta de suplentes, a los cordobeses les costó mucho más y lentamente el Cervecero fue imponiendo condiciones.

Pese a eso, al QAC le costó encontrar profundidad, más allá de haber tenido mucho más tiempo la pelota, a manejarla sin desesperarse e intentando arribar al arco contrario por los costados, sobre todo con la velocidad de Canelo que, con más espacios disponibles, sería vital en la segunda mitad. Claro que, el error en una salida de Galanternik, terminó con un remate que impactó en la mano del capitán, Claudio Verino, provocando su expulsión y el penal que Bieler transformó en gol (pese a una mala ejecución).

A partir de ese momento, el Cervecero dominó las acciones del juego y estuvo cerca de ampliar el marcador en los primeros diez minutos del segundo tiempo. Ese dominio total, ante un rival entregado por las circunstancias que le tocaba vivir, le dieron una nueva posibilidad después de errar varias claras y, tras un desborde de Canelo, Pérez Guedes mandó el balón a la red.

A partir de ese momento, el trámite del partido estuvo de más. Y pese a algunas fallas propias que le impidieron convertir algún tanto más, Quilmes terminó cerrando un triunfo importante para sumar expectativas y esperanzas para lo que se le viene por delante en el torneo de Primera División.

Y para Falcioni es la oportunidad de aumentar la confianza en su idea futbolística. Claro que, más allá de lo mostrado en Córdoba, en cinco días tendrá que ratificarlo en el siempre complicado estadio del Viaducto de Sarandí.