Pasada la bronca por la final perdida de esa Copa América que desde el 93 le es esquiva a Argentina, es buen momento de analizar el rendimiento de Sergio Agüero, único quilmeño en esta Selección modelo Martino. Flamante goleador de la Premier League, nadie en su sano juicio puede dudar que se trata de un delantero temible y el Kun, aún fuera de su posición natural y poco abastecido por el juego excesivamente centralizado del equipo, se las ingenió para mostrar buenas actuaciones y cerrar el torneo con tres tantos en cinco partidos, cifra que lo ubicó un escalón por debajo de los máximos artilleros del certamen, el chileno Eduardo Vargas y el peruano Paolo Guerrero, ambos con 4 gritos.

Mucho se habló en la previa acerca de quién debía ser el delantero titular albiceleste en tierras trasandinas: Agüero, Carlos Tevez y el Pipita Higuaín competían por el único lugar disponible en el esquema del DT. Tres nombres con peso propio -más el habitual lobby periodístico en favor del nacido en Fuerte Apache- que generaron ruido mediático hasta que Martino confirmó que el ex Independiente sería el elegido, puesto que le respetó a lo largo de toda la Copa, aunque en todos los encuentros que disputó fue el primero en ser reemplazado en los segundos tiempos.

“El Tata me pide que me quede de 9, que pivotee. Contra Uruguay, por ejemplo, me dijo: ‘No importa que no toques una pelota, pero la que toques por favor metela’”. Esta declaración del Kun grafica a la perfección las pretensiones del técnico, quien lo aisló del circuito creativo para reinventarlo como un centrodelantero clásico obligado a fajarse entre los defensores rivales. Es decir, pasó de segunda punta a ser el único punta dentro de un planteo en el que pocas veces se vieron desbordes de los mediocampistas o de los marcadores de punta. Con la “prohibición” de arrancar las jugadas tirado atrás, su única oportunidad de entrar en contacto con el balón radicó en esperar a ser abastecido por sus compañeros, algo que pasó - siendo generoso- en cuenta gotas.

En este torneo Agüero llegó a las 66 presentaciones con la casaca Argentina, de las cuales marcó en 30 ocasiones, lo que arroja un promedio de gol cercano a uno cada dos encuentros. Con esta cuenta personal queda a 2 de Diego Armando Maradona y a seis de Hernán Crespo (35), el último del podio que completan Lionel Messi con 47 y el gran Gabriel Batistuta con 54.

Más allá de polémicas y cambios de posición, lo cierto es que el quilmeño respondió de la forma en que sabe hacerlo: con goles.