Aunque su apellido suene difícil, sale de memoria debido a la cantidad de veces que ha sido publicado en este diario. Siempre como noticia destacada de náutica. Siempre en los primeros lugares a nivel nacional e internacional. Hoy, aunque en esta oportunidad no sea desde la cubierta de un barco como es su costumbre, vuelve a ser primera plana. Fernando Gwozdz, quilmeño surgido del semillero del CNQ, es la mente detrás del oro conseguido por las argentinas Victoria Travascio y Sol Branz en la clase 49erFX de los Panamericanos. A su regreso de Toronto, analiza para DQ su nuevo rol como entrenador, la gran actuación de sus dirigidas, la actualidad del yachting criollo y la importancia del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD). Zarpamos.

- Volviste bien dorado de Toronto, ¿cómo viviste esta experiencia de ser entrenador, nada menos que de la dupla que fue medallista dorada?

- Fue súper enriquecedora y, si bien ya he tenido otras alegrías como entrenador, esta fue la más grande. A pesar de lo que algunos puedan creer, no se trata de una experiencia divertida. No se vive así. Pasás mucho tiempo pensando cómo evitar errores, cómo vas a defender tu liderazgo o cómo atacar a tu rival regata a regata. Todo eso tenés que transmitirlo en el período que hay entre competencias, el cual puede ser muy corto, de 10 a 15 minutos, y también al finalizar el día para preparar a las chicas para darlo todo a la jornada siguiente. Se sufre mucho más que cuando uno es quien compite.

- Se pudieron dar el gusto de ganarle a las actuales campeonas del Mundo y número uno del ranking, las brasileñas Martinne Sofiatti Grael y Kahena Kunze…

- Tal cual. Las tuvimos detrás desde el primer día del torneo y eso cargaba una tensión extra. No te podés permitir errores porque perdés la punta en un abrir y cerrar de ojos. Una vez que la medalla llegó, ahí sí vino el desahogo, el festejo y la diversión.

- ¿Ya habías cumplido este rol en alguna otra oportunidad?

- Sí, pero estos fueron mis primeros Panamericanos. Lo mejor de toda la experiencia, además del resultado y la confianza que les da a las chicas, fue la enseñanza que nos deja este tipo de torneos de cara a los Juegos Olímpicos. Son parecidos en cuanto al formato, los premios, la prensa, la ceremonia de apertura, formar parte de un equipo y convivir con otros deportes en la villa olímpica. Los Juegos Olímpicos tienen otra dimensión, pero esto sirve muchísimo como ejercicio.

- Esta fue el debut de la clase 49erFX en los Panamericanos -próximamente también en los Juegos Olímpicos-, ¿cuáles son las particularidades más destacadas de este tipo de embarcación qué no existía en Argentina?

- Principalmente que es el barco más moderno dentro de los Juegos. Tiene mucha superficie vélica, es muy liviano y lleva doble trapecio. Esto se traduce en velocidad y ésta genera más situaciones de peligro, por lo que los golpes o tumbadas son más radicales. Para el doble trapecio las chicas tienen que usar un arnés con el cual su peso va totalmente fuera del barco, sólo apoyan los pies, logrando que el contrapeso sea mucho más eficiente y de esta forma se alcanzan velocidades más altas. En otras categorías los deportistas van sentados y los barcos parecen navegar en cámara lenta. Por eso, el 49erFX es un purasangre comparado con el resto. Todo esto lo hace más divertido de navegar y, a la vez, entretenido para el público.

- ¿Cuán importante fue la colaboración del ENARD para esta categoría en particular?

- Súper importante. Nos permitió participar de muchos torneos en el exterior que, de no haber sido costeados por el ENARD, para las chicas hubiese sido imposible diputarlos en el contexto en que lo hicieron: con un buen barco y velas, auto para trasladarse, entrenador, preparador físico, alojamientos apropiados para el descanso de un deportista, alimentándose bien, etcétera. Si no competís en estas condiciones, es muy difícil mejorar.

- ¿Y para el resto de las clases?

- Sé que el apoyo fue mucho mejor que en otros Panamericanos y no es coincidencia que la vela lograra su record de medallas en esta edición y hayamos sido el país ganador del medallero con 3 oros, 1 plata y 1 bronce. Sin embargo, hay costos de la campaña que aún no están cubiertos y es ahí donde esperamos que la medalla de oro genere el impacto que necesitamos para comenzar a recibir también apoyo del sector privado u otros organismos públicos.

- ¿Por qué crees que al yachting argentino siempre le va tan bien en este tipo de certámenes?

- Son varios factores. Primero hay que pensar en la base que alimenta esas medallas. Si al yachting le va bien en torneos Panamericanos y Olímpicos, deberías ver el historial en campeonatos mundiales o sudamericanos de Optimist: ¡Argentina la rompe!. Tenemos infinidad de campeones en las categorías juveniles y sólo algunos de ellos han seguido en el deporte. Después, también hay que pensar en el Río de la Plata, el cual tiene condiciones óptimas para entrenar o competir durante todo el año. Además, tiene la particularidad de reunir a gran cantidad de clubes y eso genera mucha competencia en un solo lugar, sin necesidad de viajar. No es algo que se dé en muchos países. Por último, hubieron grandes esfuerzos personales. Muchas medallas de vela se generaron a raíz de una fuerte inversión en tiempo y dinero de los propios deportistas, contratando a entrenadores argentinos que ya habían sido exitosos como navegantes.

- Entonces, la perspectiva es alentadora para los próximo Juegos Olímpicos…

- Hoy estamos en una situación única. Algunos de esos deportistas exitosos, como Santiago Lange o De la Fuente, aún están en carrera y otros pasaron a integrar la Secretaría de Deportes o el ENARD. Hay buena predisposición de todos por compartir conocimientos y además hay juventud y talento. Sumémosle el apoyo económico actual y tenemos un combo que podría darnos más que una alegría en Río 2016.

- En el plano personal, ¿hay algún desafío como deportista o estás totalmente abocado al trabajo de entrenador?

- No tengo grandes desafíos hasta que pase Río 2016. Mi cabeza está en este proyecto y, lamentablemente, si uno quiere hacer las cosas bien, no queda tiempo para meterse otros objetivos. De todas formas no me molesta porque estoy contento con las chicas y el rol de entrenador me sienta bien. Quiero dar todo de mí para que lleguemos a los Juegos y hagamos un muy buen papel. Confío en el equipo que armamos y prefiero relegar al deportista por unos meses más.

- ¿Proa a Río?

- En noviembre buscaremos la plaza olímpica en el Mundial que se hace en Argentina y, si no se da, tendremos otra oportunidad en Enero en un torneo en Estados Unidos. Si todo se da bien, ¡hasta Río 2016 el tren no para!