Todo triunfo se disfruta y festeja, pero hay algunos que tienen un valor especial. Y da la sensación que para Quilmes el de esta tarde de domingo ante Huracán, tuvo sensaciones especiales. Principalmente, porque el equipo sumó más puntos que lo dejan mejor parado de cara a su participación en la Liguilla Pre-Sudamericana, pero también porque el rival de enfrente era Huracán, adversario que aparece en el ranking de los más odiados por el hincha cervecero. Será juez en la lucha del descenso.

A la hora de hacer un análisis futbolístico, seguramente el partido no habrá sido de lo mejor que mostró este QAC de Sava. Pero también es cierto que el rival complicó, que la primera parte fue muy mala, con mucho roce, demasiado pelotazo, poco fútbol y que recién se abrió a partir del primer gol, justo cuando se acababa esa mitad. Tras un error de Mancinelli, Bieler hizo todo perfecto: paró la pelota, giró, se acomodó y definió al ángulo superior izquierdo de Marcos Díaz, para sacar una ventaja aliviadora.

En el tramo complementario, la historia cambió. Porque Huracán debió adoptar una postura distinta, más comprometida con el arco contrario y el Cervecero entendió que los espacios iban a aparecer y que las situaciones iban a llegar. La visita pegó primero, con un disparo de Bogado y un remate en el borde del área chica del ingresado Toranzo que obligaron a la aparición de Benitez. Y cuando daba la sensación que Quilmes volvía a acomodarse, el Rolfi Montenegro le pegó de lejos, la pelota se desvió y se clavó contra el palo.

Pero el Globo casi que no pudo darse el gusto de celebrar esa igualdad transitoria, porque tres minutos más tarde, el Droopy Gómez recibió la pelota dentro del área y en medio de tanto amague, Mancinelli lo tocó y Diego Ceballos cobró el claro penal. Fue la segunda amarilla para el defensor quemero y encima, Bieler volvió a mostrar su maestría a la hora de la definición desde los once pasos.

Y allí lo podría haber liquidado, porque Canelo tuvo las suyas, Gómez también participó y hasta Malrechauffe participó en ataque con un cabezazo que pasó cerca y un disparó que se estrelló en el travesaño. A esa altura, tantos nervios acumulados, Huracán solo apostó a los centros y a las pelotas quietas y en la última casi consigue igualar ante un cabezazo sorpresivo de Gil Clarotti.

El cierre mostró la alegría de unos, envalentonados por el canto masivo que llegaba de la popular y el descontrol de otros, enojados con el árbitro y sabiendo que la permanencia aún no está asegurada. El Cervecero sabe que será juez de esa edición, ya que en la jornada final se medirá con Chicago, pero más allá de lo que pase ahí, la mirada está puesta en la Liguilla, el objetivo que le resta por pelear en esta temporada.