Por Sebastián Rioseco *

La carrera más dura siempre me tocó como entrenador. Acompañar y preparar a mis atletas para las pruebas más difíciles. En mi profesión, gran parte de mi trabajo es la de motivar a mis alumnos a traspasar cada vez más sus propios límites.
 En esta ocasión, sin embargo, la motivación es personal.

Desde abril de 2015 estuve comprometido en la obtención de un crédito para la compra de la casa. Además, tiempo después, fui distinguido en los Premios DQ por mi labor junto al equipo de natación master del QAC y luego viajé con amigos a Córdoba para festejar un cumpleaños. Sí, fue un año muy lindo e intenso.

Finalmente, en noviembre, pudimos concretar el sueño de la casa propia y, con la fatiga del año, empecé a sentir algunas dificultades para digerir la comida. El médico clínico dijo que era stress y que, cuando concretara la mudanza, se me iba a pasar. Me mudé el 29 de enero pero, sin embargo, continué en febrero con el mismo problema, así que recurrí a una gastroenteróloga.

El 20 de marzo, justo en el día del aniversario número 40 de mi nacimiento, después de algunos análisis, se detectó cuál era el problema: carcinoma escamoso en el esófago. Sin tener factores de riesgo previos ni carga hereditaria. Ese fue el extraño regalo de cumpleaños que me dio la vida.

Sin dudas, el peor momento lo tuve antes de la tomografía que definiría hasta dónde se había extendido el cáncer. En ese instante, tu vida pasa delante de tus ojos y sentís la muerte muy cerca. Por suerte, se confirmó que está sólo en un sector y que, por lo tanto, es operable. De ahí en más, se planificaron 25 sesiones de rayos y 5 de quimioterapia.

¿Mi respuesta a toda esta inesperada adversidad? La que le expresé a mis atletas: este tratamiento es solo una carrera más.

Desde que conocí el diagnóstico supe que no iba a dejarme vencer por esta enfermedad y que iba a seguir entrenando como suelo hacerlo.
 Además, comencé cross fit y corrí los 10k de las Fiestas Mayas como hago todos los años. En este sentido, a pesar de los rayos y la quimioterapia, entendí que puedo capitalizar esta experiencia para mi vida y darle un ejemplo a mis alumnos.

Afortunadamente, no padezco ningún dolor y puedo realizar una vida muy normal. Lo único que siento es un cansancio más intenso al momento de entrenar o competir. Ahora, me espera una operación el 18 de agosto y despedirme del cáncer para siempre.

El deporte es una enseñanza de muchas cosas, pero la más importante es que se basa en la superación personal, venciendo cada obstáculo que se nos presente para lograr el desafío que nos propongamos.
 Así que, cuando estén sin ganas, les duela un poco las piernas o estén cansados, recuerden que no hay obstáculos cuando hay convicción y pasión por lo que hacemos.

* Director NeuroSpeed Training System, entrenador el equipo de natación Master del QAC, colaborador de Deportes En Quilmes.