Comenzó con cruces por redes sociales y amenazas públicas que fueron increscendo hasta alcanzar su punto máximo al desembocar incluso en fijar el 17 de noviembre como la fecha en que volverían a verse las caras. Hubo muchas chispas que, sin embargo, como las de un fósforo, finalmente se consumieron en su propio fulgor y terminaron en nada. Sí, ya es oficial que no habrá revancha del épico combate que en 2012 protagonizaran Sergio Maravilla Martínez y Julio César Chávez Jr. “Aunque entiendo que me evites porque te quité tu invicto, te di la paliza de tu vida, que después de aquel día no has ganado nunca más y que arruiné tu carrera, me avergüenza que digas que eres boxeador. Retírate”, se descargó el quilmeño quien, de no concretarse este duelo en 2019, buscará otro rival para regresar a los rings luego de cuatro años de inactividad.

“Tu me desafiaste y me habías dicho que me dejarías lisiado”, continúo Maravilla en su Twitter oficial, recalcando que él dio el OK a todas las condiciones que había solicitado el Hijo de la Leyenda para realizar el rematch y que, igualmente, luego se bajó del pleito: “yo estoy listo para combatir contigo. Acepté subir a 168 libras -8 por encima de su peso natural- y la fecha. Hice lo difícil, tú solo debías hacer lo fácil, que era cumplir tu palabra. Si algo admiro de los mexicanos es que no se rajan como tú lo estás haciendo. Que vergüenza sentirás al mirarte al espejo, Jr.”.

El deseo del quilmeño de volver a boxear tomó a todos por sorpresa. Incluso su antiguo manager, el uruguayo Sampson Lewkowicz, se había expresado en contra: “es una locura, su integridad física va a estar en riesgo. Dentro de todo, Chávez estuvo activo a comparación de los cuatro años de parate y recuperación que tuvo Sergio”. Sin embargo, desde el rincón del ex tricampéon mundial superwelter y mediano, le aseguraron a DQ que se encuentra totalmente recuperado de las lesiones de rodilla que lo tuvieron a mal traer en su ajustada victoria ante Martin Murray, en el Estadio de Vélez Sarfield el 27 de abril de 2013, y en su caída sin atenuantes frente a Miguel Cotto, el 7 de junio de 2014 en el Madison Square Garden, en la cual resignó la corona de las 160 libras del CMB y que se convirtió en su último combate hasta el momento.

Se especuló mucho acerca de cuál es la motivación que guía a Martínez en este inesperado retorno y, afirman, pasa por poder retirarse oficialmente con una imagen más acorde a lo que fue su excelente campaña (51-3-2, 28 KO) y que lo llevó a ser considerado uno de los mejores libra por libra del mundo. A sus 43 años, se encuentra entrenado y en excelente forma, esperando por la firma de Chávez o, en sus defecto, buscar otro rival para pelear en Estados Unidos. Luego, ¿habrá una más a modo de despedida ante sus fanáticos en Argentina?

Para el recuerdo

Así vio Deportes En Quilmes la paliza que Maravilla le propino al Jr. en 2012:

Espectacular. Una sola palabra basta para describir la gigantesca actuación de Sergio Martínez ante Julio César Chávez Jr en Las Vegas. Durante todo el combate marcó el ritmo de pelea, dominó constantemente el ring, atacó sin cesar y humilló al mejicano. Espectacular también fue la incertidumbre cuando en el último minuto del duelo un cross de izquierda de un Junior que parecía muerto mandó a la lona a Maravilla. Sin embargo, volvió a ponerse de pie e increíblemente los jurados hicieron justicia: por decisión unánime, la faja verde y oro de los Medianos volvió a su verdadero dueño. Para el Rey lo que es del rey.

Diez años atrás, cuándo aún inexperto en la elite del boxeo mundial, sufrió su primer derrota al ser noqueado por Antonio Margarito en esta misma ciudad, Martínez había prometido volver para triunfar. Y lo hizo. Regresó y dio una cátedra de pugilismo justamente ante otro mejicano, al que apabulló a lo largo de 11 vueltas, dejándolo sin invicto y sin la corona de las 160 libras, aquel cetro que nunca debería haber dejado de estar en su poder si no fuera por los manejos turbios del CMB. Por todo esto, su victoria ante el Hijo de la Leyenda fue la venganza perfecta, en una noche de furia en la que, para agregarle heroísmo, luego se supo que combatió desde el cuarto round con su potente mano zurda quebrada, motivo quizá por el cual no llegó el ansiado nocaut.