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Doce ediciones atrás, allá por la primera quincena de agosto, el editorial que abría ese Deportes En Quilmes hacía referencia a un hecho deportivo que excedió toda competencia, para transformarse en un hito que marcó un antes y un después en la historia de un país. Hoy, es grato ver que la multimillonaria industria de Hollywood descubrió que ese mismo acontecimiento es una historia que debía ser contada.

Invictus, la nueva película de Clint Eastwood, al igual que aquella nota, rememora el Mundial que en 1995 se disputó en Sudáfrica. Un momento único en el que el deporte, como show, fue el medio para unir a una nación que siempre había estado dividida por el odio racial.

Nelson Mandela, luego de 27 años de encarcelamiento, había ganado en el 94 las primeras elecciones democráticas de una nación que, hasta no mucho tiempo atrás, había estado subyugada por el siniestro Apartheid instaurado por la minoría blanca. Su prioridad: crear una Sudáfrica de todos, blancos y negros.

Para lograrlo, como motor movilizador, Mandela eligió nada menos que al deporte que la mayoría negra detestaba, al considerarlo un símbolo del opresor. Sin embargo, con la ayuda de Francois Pienaar, capitán de los Springbocks, iba a conseguirlo.

La final, que el equipo local ganó 15 a 12 ante Nueva Zelanda, se siguió con devoción en Soweto y en el estadio Ellis Park, 72 mil espectadores, 95 por ciento blancos, ovacionaron a un Mandela enfundado en la camiseta verde de Pienaar.

La imagen del Presidente y el Capitán con la copa, se transformó nada menos que en la postal del final del Apartheid y el odio racial.

El editorial original está disponible aquí.

Ficha técnica

Título original: Invictus.

Director: Clint Eastwood.

Guión: Anthony Peckham, basado en el libro El factor humano de John Carlin.

Intérpretes: Morgan Freeman (Nelson Mandela), Matt Damon (Francois Pienaar).