Quilmes cumplió con su parte. Fue a la cancha de San Lorenzo, jugó un gran primer tiempo, fue práctico e inteligente en el segundo y se quedó con un triunfazo en el Nuevo Gasómetro. Con estos tres puntos en el bolsillo, y sumado a la derrota de Gimnasia frente a All Boys en Floresta, los dirigidos por Caruso Lombardi continúan con vida. Ahora depende de lo que haga en su encuentro Huracán. Si no gana, quedará todo abierto hasta la última jornada del campeonato.

Si alguien tenía dudas de cómo iba a asimilar el Cervecero la difícil situación que tenía que atravesar esta tarde de sábado, el equipo lo dejó en claro: fue superior táctica, futbolística y actitudinalmente que su adversario y ganó con total justicia. Nunca le pesó la presión del momento y jugó con total naturalidad, como si nada pasara.

Quizás el Ciclón se vio sorprendido y de ahí pueda explicarse la superioridad de los 45 minutos. Es que, el QAC fue compacto y rápido, pudiendo haber liquidado con anterioridad el marcador. La idea del entrenador salió tal como estaba pensado: dos tipos veloces en la ofensiva como Torres y cauteruccio que generaban una sensación de peligro ante cada arranque, la buena compañía de la mitad de la cancha y una defensa segura, que no mostró fisuras, fue el fiel reflejo de 45 minutos muy cerca del ideal.

Todo coronado por el tanto que anotó Pancho Cerro: San Lorenzo no retrocedió bien tras un balón detenido a su favor, Quilmes se apuró, lo agarró mal parado y en poco más de tres toques, el hoy mediocampista derecho colocó, de manera certera, la pelota contra un palo. Antes y después de eso, las ocasiones de gol se sucedieron, pero la eficacia no fue la misma.

Para el tramo final, la idea fue otra. Sabiendo que el local estaba tocado y se iba a lanzar en ofensiva, Caruso decidió que el equipo se plantara unos metros más atrás en la cancha, dándole la pelota al rival, pero quedándose con las contras a su favor. Y si bien, el partido ganó en incertidumbre ante un San Lorenzo que merodeó mucho más tiempo por el área visitante, casi no que inquietó. Solo faltaba la puntada final, para ganar en tranquilidad…

Y la misma llegó a dos minutos del cierre, Corvalán se esforzó para evitar que la pelota saliera de la cancha, esta le quedó al uruguayo Cauteruccio que, desde la mitad de la cancha empezó a correr, hasta terminar fusilando al primer palo de Migliore. Era el gol que aseguraba la victoria.

Después llegaría la derrota de Gimnasia en Floresta y un poco más de aire. Y si mañana Huracán no vence a Vélez, la esperanza se estirará una semana más. Todavía el sueño parece complicado, pero este equipo lejos está de rendirse antes de tiempo.