Tras ser distinguida con el Premio DQ a la Mejor Jugadora de Hockey 2011, Florencia Peña ya adelantaba que comenzaba a madurar la idea del retiro. Sin embargo, viniéndose un temporada complicada había adelantado: “si sigo me voy a entregar a pleno, como siempre”. Y así lo hizo, a lo largo de toda la competencia, con la garra y jerarquía que la caracterizó durante sus 23 temporadas vistiendo la casaca de la Primera del QAC. Con el descenso a la B lamentablemente consumado, Flor disputó el último encuentro del torneo y de su trayectoria. A los 38 años le dijo adiós a las canchas para convertirse en una leyenda indiscutida del hockey cervecero.

- ¿Aunque ya lo venías pensando desde el año pasado, fue difícil tomar la decisión del retiro?

- Sin duda me resultó muy difícil hacerlo. De hecho creo que no lo asumí todavía.

- ¿Influyó en algo el desgaste de una temporada tan dura en lo deportivo como la 2012?

- No, para nada. Sabíamos que sería un año muy duro y que lo deberíamos transitar de la mejor manera posible. Mi retiro lo vengo trabajando en mi cabeza ya hace tiempo, pero estaba convencida que éste no era el año para hacerlo. Sentí que debía ser parte del grupo durante una temporada más y sumar un granito más de arena.

- ¿Viviste de forma especial ese último partido?

- ¡Claro que sí! No sólo el partido fue especial, sino que todo el día lo fue. Desde las 9 cuando llegué al estadio para trabajar, hasta casi las 22 que me retiré después de muchas emociones . Todo el día fue muy emotivo y no me alcanzan las palabras para agradecer tanto cariño recibido.

- ¿Qué balance hacés de todos tus años jugando en la Primera del Cervecero?

- ¡Más que positivo! Amigos, viajes, trabajo, amor… me enseñó a compartir, me dio una vida sana… no se puede pedir más. Pertenecer al Cervecero es lo más lindo que me pasó en la vida. El club me lo dio todo. Es mi casa y se lo agradezco a mis padres que eligieron esos colores para que yo me desarrolle como persona.

- ¿Tenés pensado seguir relacionada al hockey desde algún otro rol?

- Ya hace unos años trabajo en la coordinación de las inferiores del club. Amo hacer eso, amo relacionarme con el futuro del hockey del QAC. Y seguramente con más tiempo, y si me lo permiten, me gustaría colaborar con las más grandes. Pero, por el momento, es hora de descansar y disfrutar de la familia, que jugó junto a mi cada partido y también se merece un descanso.