En la fecha argentina del Vans Royal Sidestripe, disputada el día de la primavera en Eh? Park, Darío Mattarollo ya había deslumbrado y conquistado su merecido pasaje a la final de San Pablo de este primer verdadero circuito latinoamericano de skateboarding. Ya en Brasil, el quilmeño no se intimidó en el Ginásio do Pacaembú y con un Smith Ollie adentro y un demencial Frontside volando un plano por sobre la valla del público, terminó alzándose con el Best Trick para ubicarse entre los mejores riders del subcontinente.

- En las baterías no te fue muy bien, terminaste 23º, pero no te diste por vencido…

- No, cuando terminó la final tenía muchas ganas de andar y sentía que tenía que expresarme fuerte ya que no lo había podido hacer antes. Entonces, mientras todos estaban subidos a un obstáculo principal revoleándose del borde a ver quien hacía la prueba mas técnica, traté de disfrutar más la pista, andando a mi manera y, a medida que pasaban esos 10 minutos, me subí a una viga bastante alta y floja sobre un quarter para hacer un Smith y entrarlo de Ollie. Eso sorprendió al jurado y bastante al público.

- Y fuiste por más…

- Cuando la bajé me dije: “bueno, tengo que hacer alguna otra locura para que el público no me pierda de vista”. Había un plano por el cual me imaginaba volándolo a mil y saltando una valla de metal fija a varios metros. Quedaban tres minutos. Le dije a un seguridad que me corriera a toda la gente y al tercer intento hice un Ollie gigante, sentía que no caía más, la sensación era increíble. Caí entre toda al gente de un tiro y seguí. Se empezaron a acercar todas las personas del estadio. Ese era mi momento. Tuve que hacer el show: volví a mandar dos veces de Frontside 180 hasta partir la tabla. Me prestaron una y al tercer intento lo bajé y explotó todo.

- ¿Cómo viviste ese momento?

- ¡La gente estaba más cebada que yo! Me abrazaban, me palmeaban. Luego de un rato, cuando dijeron mi nombre como ganador del Best Trick, no la podía creer. Sentí una felicidad máxima.