Lamentablemente, nada es tan sencillo en el mundo y esos códigos son frecuentemente quebrados, tanto por los grandes pulpos “desinformativos” como por, lo que es aún peor, periodistas inescrupulosos, ávidos de incrementar sus bolsillos o influencias. Si bien la “objetividad” siempre fue una quimera, ya que todo hecho pasa primero por el filtro conformado por la ideología de quien lo relata, actualmente la noticia ya directamente dejó de ser noticia. No es lo que importa, sino los beneficios que tal o cual información, muchas veces incomprobable, puede brindar a la empresa propietaria del medio. No se trata del choque de distintas miradas, nacidas de diferentes puntos de vista, por el contrario, es lisa y llanamente una lucha descarnada, y descarada, por el poder.

Este tipo de bastardeo del oficio, sin embargo, no es nuevo. No se trata de un mal del siglo XXI como la Gripe Porcina. Está presente en el gen mismo de los multimedios desde su aparición hacia fines de 1800. Con sus 28 periódicos -Chicago Examiner, Boston American-, 18 revistas -Cosmopolitan-, cadenas de radio y productoras de cine, el magnate norteamericano William Randolph Hearst fue un verdadero pionero del sensacionalismo y las operaciones de prensa. “Yo hago las noticias”, se jactaba.

Y era tan cierto, que hasta fabricó una guerra: el 15 de febrero de 1898 el acorazado norteamericano Maine explotó en el puerto de La Habana. Al otro día, uno de sus diarios tituló: «El barco de guerra Maine partido por la mitad por un artefacto infernal secreto del enemigo». No existía ningún tipo de investigación que avalara esa noticia, solamente el interés económico de Hearst para que de una buena vez Estados Unidos entrara en acciones bélicas contra España.

Aunque España negó desde el principio que tuviera algo que ver con la explosión del barco, la operación de prensa realizada desde los periódicos fue efectiva y comenzó la llamada Guerra hispano-estadounidense. Cien años más tarde, la CNN y Fox News Corp, continúan buscando la existencia de armas de destrucción masiva en el rico territorio iraquí. Nada nuevo bajo el sol.

Es por ello, que desde esta humilde tribuna, intentamos reivindicar a la noticia, como centro y base del diario. No operamos, no hay intereses ocultos. Solamente nos preocupa el Qué, Por qué, Quién, Cuándo, Cómo y Dónde de los hechos. El oficio de periodistas, llevado adelante con la pasión por informar como única motivación.