La casaca número 10 de Argentina tiene una mística especial, se trate de fútbol o, como en este caso, de hockey. Esos números estampados sobre la Celeste y Blanca invitan siempre a soñar con jugadas mágicas. Y, justamente, eso fue lo que hizo el Diez de Los Leones. El quilmeño Matías Paredes se vistió de héroe y, emulando a Diego Maradona en México 86, fue el autor de los dos tantos que le dieron la victoria a los argentinos sobre Inglaterra y terminaron de sellar una actuación épica en el torneo que se disputó en La Haya, Holanda. Sí, por primera vez en su historia, la Selección de caballeros se colgó una medalla en un Mundial y, tras ser la revelación del certamen, finalizó en el tercer lugar del podio.

El partido por el tercer puesto fue muy duro y parejo, con la estrategia de ambos equipos centrada en la posesión de pelota y defensa compacta. En todo el primer tiempo prácticamente no hubo situaciones de gol, ya que tanto Inglaterra como Argentina tomaban precauciones extras para no quedar mal parados. Sin embargo, en el complemento, llegó una ráfaga furiosa de Los Leones que trajo los dos goles y la medalla de bronce: a los 55 Matías Paredes definió una jugada espectacular para poner el 1 a 0 y, apenas un minuto después, otra vez el quilmeño anotó para sellar el resultado con otro remate que el arquero inglés no pudo contener.

La Selección fue sin dudas la sensación de esta Copa. Integrando el Grupo B, definido como el de “la muerte”, debutaron con una derrota ante Holanda y luego sumaron todas victorias: Alemania (1-0), Nueva Zelanda (3-1), Corea del Sur (5-0) y Sudáfrica (5-1). Luego, en semifinales, cayeron ante el invicto campeón reinante Australia, equipo que terminó coronándose nuevamente tras vapulear 6 a 1 a los locales. Así, llegaron al encuentro por el tercer puesto, partido en el cual volvieron al triunfo, nada menos que frente a Inglaterra.

En resumen, los dirigidos por el Chapa Retegui, se enfrentaron de igual a igual ante las selecciones más fuertes del planeta, cayendo derrotados únicamente ante los dos equipos que jugarían la final. Desafiando sus límites y creyendo en su juego, estos verdaderos leones entraron en la historia grande del Hockey, posicionando a la Selección como una nueva potencia de cara al próximo Mundial.