Tuvo que sufrir más de la cuenta Argentino de Quilmes, pero al final se dio el gusto de celebrar. En un encuentro que se hizo cuesta arriba y en el que debió levantar una desventaja en el marcador, el Mate terminó superando sobre la hora a un bravo Juventud Unida, que se la hizo difícil antes de quedar eliminado. Ahora, a ponerse a pensar en Atlas, el rival de las Semifinales, en encuentros que ya serán de ida y vuelta.

Si cada paso por el Reducido será como este para Argentino, más de uno deberá tener al día su seguro medico. Es que, los dirigidos por Rufini debieron trabajar y mucho para sacarse de encima a su primer rival en este duro camino hasta llegar a la Promoción. Claro que, a la postre terminó ganando el mejor de los dos, de eso no hay duda.

Como suele suceder en estos casos, donde hay tanto en juego y donde vos tenés mucho más para perder que el de enfrente, los niveles se terminan emparejando y la diferencia entre el bueno y el malo pasa a ser tan ínfima, que cualquier cosa puede suceder. Por algo Dante Panzeri calificó alguna vez al fútbol como "la dinámica de lo impensado".

Más allá de un comienzo favorable al local, las acciones de juego cambiarían radicalmente cuando, a los 21 minutos el Lobo aprovechó la primera ocasión de gol a su favor y se puso en ventaja. Leonardo Coronel clavó un disparo en el ángulo para darle una diferencia impensada a su equipo.

Por un momento el estadio se paralizó y el miedo a que el sueño se transforme en pesadilla, se hizo presente en todos los hinchas. Tan o más sorprendido había quedado el equipo, que a partir de ese instante cayó en las dudas y las inseguridades propias que generan una noticia desagradable y no esperada.

Para la parte final, la historia cambió. Recuperado un poco en la confianza tras el paso por el vestuario, el equipo salió a vender cara la derrota, arriesgando defensivamente. Pero la actitud y las ganas, chocaban con los nervios y al equipo le costaba poder definir de manera correcta en las pocas que tenía.

Hasta que en el minuto 26 se vivió un momento bisagra en el partido. El ingreso de Diego Méndez consiguió calmar los ánimos del público, porque en su primera jugada definió frente a un arco desguarnecido, previo pase de Solferino. A respirar más aliviados.

A partir de ahí, los roles volvieron a cambiar porque de tener todo a su merced, Juventud se encontró con un panorama complicado: necesitaba salir a buscar el triunfo con apenas poco más de un cuarto de hora por delante. Y la desesperación de la visita le cayó como anillo al dedo al mate, que contó con innumerables situaciones para definir de antemano la eliminatoria.

Pero hubo que esperar hasta la última jugada del encuentro, cuando ya iban cinco minutos de descuento, para que aparezca el goleador, Damián Solferino, quien anotó tras un error del fondo rival, que ya estaba jugado en ataque.

Entonces, el sufrimiento le dio paso a la euforia y a la ilusión. La misma que el domingo se trasladará a General Rodríguez para enfrentarse con Atlas, en la primera de las semis. Está un paso más cerca, aunque todavía parezca que falta tanto.