Tiempo atrás, desde estas mismas páginas, decíamos que si la náutica argentina tuviera su propio diccionario, la palabra Innovador debería ser sinónimo de Jorge Heguilor. Bueno, ese diccionario aún no existe, pero por fin ha llegado el reconocimiento: el Concejo Deliberante lo ha distinguido como Personalidad Destacada de la Ciudad. Este, sin dudas, es un merecido homenaje al padre de los H20, embarcación que nació en Quilmes y posibilitó, gracias a su excelente relación costo/calidad, acercar a muchos al sueño del velero propio. Y aún más: desde sus astilleros de la calle 25 de Mayo, contribuyó a promover la navegación deportiva, poblando el estuario del Río de La Plata y hasta conquistando el Polo Norte. Nada mal para este noble 20 pies de eslora.

En un emotivo acto realizado en la instalaciones del Club Náutico Quilmes fue el propio intendente Francisco Gutiérrez quien hizo entrega de la distinción del HCD, destacando que “se trata de una persona que hizo historia en Quilmes y que impulsó la náutica del país. No solo generó un modelo de barco, sino que también generó oportunidad de empleo. Hay que hacer un doble reconocimiento a Jorge Heguilor: a su trabajo y a su honestidad”.

La historia se remonta a principios de los 70. Heguilor había adquirido un clase Quilmes radiado y casi destruido, abandonado en el varadero del CNQ. Era un diseño del estadounidense John Alden, originalmente denominado clase O y botado aproximadamente en 1925, que en poco tiempo cambiaría radicalmente: modificó con yeso la forma de la carena, proa y popa y aumentó el francobordo, laminándolo en sándwich con espuma de poliuretano, ya que aún no se utilizaba el PVC. Una vez desmoldado el casco, realizó la cubierta -agregando una cabina- con madera terciada que, junto a los baos, también fueron enfibrados.

“El diseño del aparejo, timón, maniobra y otros elementos, fueron el producto del menos común de mis sentidos”, recuerda Jorge y detalla: “el quillote se lo compré a un amigo que, años antes, había abandonado la construcción de su velero”. Por último, agregó el palo usado de un Soling que, como tenía la punta doblada, pasó por el filo de una sierra. Así completó el Fog 2, barco que en 1974 tuvo su navegación de bautismo cruzando hasta la costa uruguaya e inició una serie de la cual se construyeron cerca de 550 unidades, todas fabricadas en Quilmes.

Emocionado tras ser nombrado Personalidad Destacada de la Ciudad, Heguilor reveló su secreto: “tuve la suerte de poder hacer lo que quise, porque la fortuna me ayudó. Los barcos en mi época eran muy caros, todos de madera y solo algunos los podían tener. Con la innovación del plástico y la fibra de vidrio todo se hace más rápido y conseguí que fueran más económicos, de esta manera la gente que no podía tener uno comenzó a poder adquirirlos. Los precios de mis barcos siempre fueron muy bajos, no porque fuera desleal en la competencia de venta, sino porque me daba vergüenza sacarle la plata a la gente. Así, durante quince años, construí más de setecientas embarcaciones”.

Lo cierto es que, acá nomás, en 25 de Mayo casi Cevallos, la imaginación de Jorge Heguilor cambió la náutica argentina para siempre, dando forma al velero más popular del país. Y no solo eso, el H19 Escuela, hermano menor del H20, continuó ampliando su legado: vendidos en gran cantidad al costo, posibilitó que los clubes pudieran equiparse y ampliar su capacidad para transmitir el arte de la navegación a las nuevas generaciones.