En una final muy exigente, que quedó en manos de Gustavo Diorio, se disputó el Gran Premio Coronación en el Autódromo de Buenos Aires, que le puso punto final a una nueva temporada del TC Rioplatense. Relajado a bordo del auto que pertenece al equipo La Espumita Quilmeña, Fernando Cutini terminó de asegurarse el título al venir desde atrás en la carrera y ver como se caían sus rivales. De esta manera, el piloto y el equipo se consagraron por tercera vez en la categoría.

Diorio demostró un ritmo demoledor ya marcado desde la serie, ganando de punta a punta, a pesar de tener en algunos tramos de competencia soportar la presión de Alan Lede, Gastón Seoane y Darío Mendoza que buscaron por todos los medios darle lucha sin conseguir superarlo. Mendoza, que tenía la imperiosa necesidad de ganar para luchar por el título, buscó el todo por el todo, pero lamentablemente los frenos le jugaron una mala pasada y realizó un trompo que lo dejó fuera de la lucha.

La historia de Cutini en la carrera no fue apta para cardiacos, a poco de comenzada la competencia y sabiendo que Mendoza debía ganar no asumió riesgos y cedió algunas posiciones, pero en una de las vueltas agarró el aceite de un motor y quedo relegado, debiendo avanzar desde el fondo hasta la octava colocación para el sufrimiento de todo el EQ Racing.

La bandera a cuadros cayó sobre la trompa del piloto de Balcarce. Cutini arribó octavo y con ello se aseguró el campeonato 2015 para alegría de La Espumita Quilmeña, siendo este conjunto el primero en marcar historia dentro de la categoría, al convertir a Cutini en el primer Tricampeón de la especialidad.