Era un partido especial. Las derrotas y el último puesto en la tabla, de a poco comenzaban a pesar y la necesidad de observar un cambio era necesaria. Casi imprescindible después de días en los que el equipo pudo volver a proyectar e intentar un lavado de cara. Algo que consiguió, teniendo en cuenta el balance del partido y el adversario que tuvo enfrente.

Si bien, cierto desorden defensivo o la falta de contención en la mitad de cancha siguen siendo un problema, hoy el Mate mostró otra predisposición y una mayor voracidad ofensiva. Además de la contundencia. Dejó atrás la tenencia inofensiva, por una mayor profundidad y una gran capacidad de resolución en las pelotas quietas. Así pegó primero: a los 13 minutos, después de dos cabezazos en el área, Juan Manuel Piedra marcó la primera ventaja.

Con el correr de los minutos, el partido se fue haciendo cada vez más entretenido. Mientras la visita mostraba mejor calidad técnica individual, el Criollo doblegaba el esfuerzo e iba por más, los dos llegaban aprovechando virtudes propias y equivocaciones del rival.

Pero hubo que esperar hasta los 17 minutos del segundo, para que volvieran a convertir. Buena jugada por derecha del local, centro que encontró al recién ingresado Cañete que definió en el primer palo, el arquero Lungarzo contuvo a medias y el rebote le quedó a Camilo Machado. En un momento en el que está imantado para el gol, el colombiano estiraba la ventaja del Mate.

Pero en el mejor momento del Celeste, Flandria consiguió en descuento después de un centro pasado y un cabezazo por el segundo palo de Lautaro Gordillo. Eso envalentonó a los de Jáuregui, aunque les costó generar ocasiones y Argentino, con otro balón detenido, liquidaría el partido a cinco del final. Corner de la derecha, y tras un desvío en el primer palo, Cañete remató por el segundo.

Victoria que reconforta, tranquiliza y permite generar una nueva expectativa. Ahora dependerá del equipo que pueda mantener esta senda.