Pese a que la cantidad de hombres ofensivos parecían presagiar un juego vertiginoso y con muchos goles, al final todo terminó en un empate clavado en cero. Pese a eso, Quilmes contó con varias opciones para poder llevarse el triunfo de una cancha tan difícil como la de Argentinos. Pero en las dos más claras, a Jota Morales le faltó precisión y determinación para empujar el balón casi abajo del arco. Un punto que suma poco.

Desde las ganas, el amor propio y la actitud, el Cervecero intenta hacer valer su vergüenza deportiva. Porque, si bien el equipo deja en claro que no le sobra nada, también es cierto que en las últimas dos jornadas, tranquilamente se podría haber quedado con el triunfo, si se evalúan las situaciones de gol con las que contó.

Esta vez, pudo hacer pie ante un rival confiado, que está viviendo un gran presente y que llegaba a este cotejo con la ambición de tirar toda la carne al asador (salió de movida con cuatro delanteros) para vencer a un adversario, claramente inferior. Pese a eso, no hubo demasiadas diferencias en el juego y fue el QAC quien estuvo más cerca de la victoria.

Es que, la idea inicial del entrenador cervecero de maniatar a su rival, de taparle los caminos, tuvo resultado al punto de obligar a Argentinos a caer en un embudo en el que perdía claridad a medida que ganaba metros y lo minimizaba a permanentes centros, que casi no tuvieron consecuencias.

Y si bien a Quilmes le costó llegar al área contraria, teniendo en cuenta que le costaba asociarse en ofensiva, vale mencionar que contó con varias chances claras. Sobresalen las dos de Jota Jota morales (una al comienzo y otra al final del juego), que no pudo empujar la pelota estando ubicado casi debajo del arco en las dos oportunidades.

En el medio de eso, la visita supo ir leyendo el partido y a medida que fueron pasando los minutos le fue ganado al miedo y consiguió llevarse por delante a un rival que regalaba espacios, con más vehemencia que fútbol. Por eso, tuvo una más sobre la hora de Grana, que remató cruzado y el balón se fue pegado al palo.

Luego llegaron las expulsiones y el cierre de un partido en el que los dos quedaron en deuda. Los de La Paternal con su juego y sus ilusiones de punta. El QAC con sus necesidades de triunfo. Esas que se siguen haciendo desear y que cada día que pasa, parecen empezar a condenarlo con su ausencia.