Por Luciano Corrao

En la previa del arranque de los Playoffs, los festejos se mantienen en el Don Bosco Rugby. Es que, después de tanto buscarlo en las últimas temporadas, consiguió el tan ansiado ascenso al Grupo II de la URBA. En el marco de esta excelente temporada que viene realizando el equipo, el capitán y emblema de las Aguilas, Agustín Rao, le ofrece a DQ su mirada de este añorado presente.

- ¿Cómo fue el camino que derivó en el ansiado ascenso?

- En el arranque nos tocaron tres partidos muy difíciles porque se trataban de rivales que considerábamos candidatos a pelear los puestos de Reubicación, que también era nuestro objetivo. Por lo tanto, sabíamos que teníamos que ganar, lo que nos generó una presión extra. Pero el grupo se preparó bien, ganó esos encuentros, pudimos seguir con la racha y en un momento miramos la tabla y estábamos invictos, con diez partidos ganados. Fue algo increíble, que nos dio fuerza para seguir laburando y mejorando.

- ¿Recordás cuál fue el partido más duro? ¿O aquel que en el balance terminó siendo relevante?

- En la primera ronda no hubo uno que haya sido determinante. Pero en la segunda tuvimos partidos bisagra, como el que jugamos frente a Italiano (NdeR: por la 9ª fecha, ganaron 24-20). Ese día terminamos el primer tiempo perdiendo por diecisiete puntos, pero en el segundo salimos con todo y lo revertimos. Me tocó hacer el último try y se cayó el club abajo. Muchos gritos, fue muy lindo y emocionante. Contra Delta también fue importante, todos lo veían como gran favorito a quedarse con el primer puesto, sin embargo nosotros los derrotamos 29 a 19 jugando bien.

- ¿En algún momento sintieron que se les podía escapar?

- Realmente no, porque arrancamos muy bien la segunda ronda. Aunque la derrota con Monte Grande fue un golpe duro. Ellos venían mal y en nuestra cancha les manejamos la pelota casi todo el partido, pero en los últimos cinco minutos se nos escapó. Después vimos el video y no lo podíamos creer. Nos sirvió para no relajarnos.

- ¿Cómo viste tu rol dentro del equipo?

- Aprendiendo de a poco, creo que hice un papel aceptable. No es fácil defender una presión extra como la de ser el capitán de un grupo de quince tipos, pero está buenísimo a la vez.

- Hace un año nos contabas que les faltaba mezclar la experiencia de los grandes con los más chicos, ¿crees que eso fue un pilar del ascenso?

- Si, esa mezcla dio sus frutos. No se notaron las diferencias generacionales. Es decir, el más grande cuidaba al más chico pero éste a su vez tenía que correr por el más grande, por lo que nos complementamos muy bien. Todo se ensambló de tal forma que los jóvenes nos dieron aire y los más grandes aportaron su experiencia. Fue un año de transición, pero de los 20 chicos que subieron, ya hay cuatro que se consolidaron en Primera.

- ¿Qué aspecto destacas del equipo?

- La unión del plantel. Pasa en todos los deportes: cuando el grupo está bien afuera, adentro de la cancha se muestra más sólido. Fue la clave de lo que logramos.

- ¿Cómo fueron los festejos?

- El mismo sábado después del partido con Lanús, nos fuimos todos juntos a comer a la sede del club. Y tras el último partido de locales, hicimos un tercer tiempo más largo, con un menú más abultado, un poco más de bebida para que todos los que se acercaron al club pudieran compartirlo con nosotros.

- ¿Cómo te imaginás el próximo torneo?

- Muy duro. Sabemos que no estamos para clasificar a la Reubicación del Grupo I, pero tampoco para ir a perder por lo menos posible. Vamos a tratar de arrancar lo más ordenados posible, porque será vital hacer una buena primera ronda.