La racha invicta que Quilmes tenía en el campeonato se cortó en el momento menos apropiado. Frente a un rival directo como Rosario Central, en un duelo directo por la pelea por las principales posiciones del certamen y jugando en su estadio, los dirigidos por Omar De Felippe jugaron uno de los peores partidos de la temporada y cayeron por la mínima diferencia ante un adversario que se hizo fuerte gracias los errores contrarios. El Cervecero quedó en el cuarto puesto y lejos de la punta.

La racha invicta que Quilmes tenía en el campeonato se cortó en el momento menos apropiado. Frente a un rival directo como Rosario Central, en un duelo directo por la pelea por las principales posiciones del certamen y jugando en su estadio, los dirigidos por Omar De Felippe jugaron uno de los peores partidos de la temporada y cayeron por la mínima diferencia ante un adversario que se hizo fuerte gracias los errores contrarios. El Cervecero quedó en el cuarto puesto y lejos de la punta.

Tarde-noche de terror para el QAC. Es que, todo le salió contrario a lo imaginado y lo terminó pagando con una derrota costosa y una actuación que enciende la alarma de la preocupación de cara al futuro. Sin hacer un gran encuentro, Central le ganó bien y se quedó con su lugar en la tabla de posiciones.

Y si ganaron los rosarinos fue pura y exclusivamente porque supieron aprovechar las fallas de su rival. Los dirigidos por Pizzi supieron presionar bien en la mitad de cancha, asfixiaron a los principales motores de juego del equipo y tuvieron más tiempo la pelota que su adversario en el primer tiempo, cuando hicieron la diferencia.

Encima, cuando poco había pasado en el partido, Sebastián Martínez (de muy mal encuentro) lo tocó levemente al pasar a Antonio Medina, cuando este se metía dentro del área. Penal y una posibilidad inmejorable para el goleador Gonzalo Castillejos, que como viene sucediendo en las últimas fechas, no perdonó.

Ese tanto lo único que generó fue exacerbar aún más los inconvenientes que tenía el Cervecero para manejar el balón, para intentar ser claro, para poder generar tan siquiera alguna situación de gol. Al final, fueron solo dos remates al arco: un cabezazo de Díaz que dio en el travesaño y un disparo de lejos de Martínez que contuvo el arquero García en dos tiempos.

A esa altura, Central ya hacía quemar los minutos y viendo que Quilmes casi no consiguió molestarlo durante el juego, no movió demasiadas fichas y mantuvo su idea futbolística hasta los minutos finales. Del otro lado, la desesperación se transformó en desazón cuando Patricio Loustau (flojo como es habitual) sentenció el final del juego.

Entrando en el tramo decisivo del torneo, el QAC sufrió un sacudón del que deberá recuperarse lo más pronto posible, para que las consecuencias no sean mayores a las que ya dejó instaladas la primera derrota en catorce partidos.