De no creer. El Cervecero venía haciendo un buen partido y le ganaba de manera justa a San Lorenzo, hasta que un hecho desafortunado cambió la historia: el Ciclón aprovechó las libertades que le dio su rival al tener a Goñi fuera de la cancha atendido por una lesión, clavó el empate y eso terminó impulsándolo a ir por más hasta conseguir revertir el curso del juego. Los dirigidos por De Felippe dejaron escapar una buena posibilidad de distanciarse y se complicaron seriamente en la tabla de los promedios.

Todo se presentaba para una noche estrellada, pero las nubes volvieron a aparecer cerca de la medianoche, en la lluviosa jornada del viernes. Es que, Quilmes tenía todo para apostar a ganador: era más, entendía como había que jugar en un terreno complicado y contaba con la ventaja en el marcador…pero de buenas a primeras todo se derrumbó y lo que parecía que iba a ser una fiesta, terminó en una profunda preocupación de cara a lo que vendrá.

El futbol muchas veces no entiende de lógica, por eso la visita se llevó una victoria por la que tampoco hizo tanto. Es cierto que el QAC terminó pagando muy caro los errores, y quizás ese sea uno de los motivos que puedan justificar el porqué del triunfo de los de Boedo.

Sin dudas que el Cervecero había arrancado mejor. Metido, sabiendo cómo afrontar el trámite de juego en una cancha rápido y con algunos sectores afectados por la lluvia. Esa actitud y convicción le permitió encontrar una rápida ventaja cuando recién había pasado el cuarto de hora: Elizari recuperó una bola que había sufrido mil rebotes en el área contraria y con un disparo cruzado abrió el tanteador. A partir de eso, todo iba tranquilo hasta que…

Los dirigidos por Pizzi cambiaron el chip y salieron más agresivos a disputar el tramo definitorio. Y encima de eso, supieron aprovechar un aventaja que dio el local: Goñi debió ser atendido fuera del campo de juego ante una lesión en la nariz, y en esos minutos se dio cuenta que el juego estaba por la izquierda, sector que dejó vacío el lateral quilmeño. En uno de esos embates, Buffarini remató de media distancia con espacios y la clavó contra un palo.

Y para colmo de males, cuando daba la sensación que el equipo había entendido que tenía que remontar la cuesta, llegó un nuevo mazazo. Gonzalo Verón se coló entre los centrales y ante la salida desesperada de Trípodi, colocó la pelota contra un palo. Increíblemente, San Lorenzo pasaba de dominada a dominador en apenas un pasaje del juego.

A partir de eso, con la sobreacumulación de futbolistas en el sector ofensivo, Quilmes fue sin ideas para adelante. En ese A la carga Barracas, contó con ciertas ocasiones en las que terminó chocando contra su propia ineficacia dentro del área adversaria. Y sin poder de definición, se entregó mansamente a la cruda realidad.

Dura derrota para un equipo que deberá reponerse lo más pronto posible de un golpazo impensado. El descenso vuelve a tocar su puerta en el momento menos esperado y solo a partir de buenos resultados en las próximas jornadas podrá recobrar la confianza que dejó maltrecha, luego de una caída tan dolorosa como evitable.