Figura, referente histórico, ídolo de la gente. Miguel Caneo está llamado a ser noticia cada vez que se habla de la actualidad de Quilmes. Como ayer, cuando el técnico lo dejó afuera del equipo, o esta tarde-noche de jueves, donde con su exquisita pegada terminó de darle los tres puntos al equipo, en un duelo cerrado y parejo ante Godoy Cruz. Si, un tiro libre del diez le permitió al Cervecero sacar la ventaja y conservarla con mucho sufrimiento hasta el cierre del partido y así sumar sus primeros puntos en el campeonato.

Era cuestión de ganar, no había otra. Más allá de la realidad futbolística, el conjunto que dirige Nelson Vivas necesitaba puntos para poder tomar tranquilidad después de un comienzo de semestre convulsionado por dos derrotas consecutivas. Es cierto que, por momentos maquilló la historia y mejoró su rendimiento con relación a lo visto en Rosario, por un crecimiento desde el costado individual, pero también por chispazos de la idea que pretende el DT.

Claro que, a ambos les costó llegar al arco y las situaciones de peligro no abundaron, sobre todo en la primera mitad. Pese a eso, con centros cruzados, el QAC logró ser más profundo y de a poco pudo poner en posición de gol a algunos de sus referentes ofensivos. Es cierto, nada demasiado claro, pero si mostró un protagonismo más alto en ese sentido que en el juego anterior. Por su parte, los mendocinos explotaron mucho el tándem de la derecha con San Román y Castellani y el buen entendimiento de sus delanteros, Castillón y Obolo.

En el tramo final se intercambiaron papeles. El local arrancó mejor y sufrió un claro error arbitral, al no sancionar Argañaráz un penal sobre Boghossian (le patearon un tobillo), pero después fue la visita quien empezó a controlar y dominar en exceso la pelota. Hasta que después del clamor popular ingresó Caneo…y ahí la historia empezaría a cambiar.

Solo bastó que Miguel acomodara un tiro libre junto al palo derecho de Carranza para que vuelva a transformarse en el muchachito de la película. Delirio total de la gente con su ídolo, que volvió a ser decisivo en el juego. Aunque, después de eso faltaron quince minutos donde el equipo se retrasó y terminó convirtiendo a Peratta (de malos primeros partidos) en figura clave para sostener la victoria.

El cierre fue a pura sonrisa. Los tres puntos quedaron en casa y Quilmes ganó en tranquilidad para esta semana de trabajo, donde deberá seguir acentuando la idea y el modelo de Vivas. Mientras tanto, la gente canta por obra y gracia de su genio y figura.