La idea inicial y las ganas parecen ya no alcanzarle a Quilmes para poder pelear por cumplir su objetivo. Con sus carencias a cuesta, el equipo terminó realizando un partido frente a uno de los animadores que tiene el torneo, pero más allá de eso, los resultados positivos siguen brillando por su ausencia. Este sábado, sin ir más lejos, no mereció caer de la manera en la que lo hizo. Fueron errores puntuales los que le permitieron a Estudiantes llevarse los tres puntos del Centenario. Después del partido, Caruso anunció su renuncia pero la dirigencia confía en su continuidad.

Las declaraciones en caliente de Caruso una vez culminado el partido, son el fiel reflejo de lo que se vivió durante el partido: este equipo no liga. Inclusive cuando hace los méritos suficientes como para saber convivir con sus limitaciones y tratando de maquillar algunos de sus varios problemas. El equipo hizo un buen partido, se animó a estar a la par de un adversario más poderoso y debería haber sumado, pero la realidad indica que cada vez está más condenado con el descenso.

Quizás, la explicación más lógica del resultado esté relacionada con la facturación y el momento en el que llegaron los goles de la visita. Cuando el encuentro era parejo y casi no se agredían, un centro cruzado lo encontró a solo a Carrillo, que apenas debió soplarla para que la pelota siga su recorrido hacia el arco, ante la pasividad de la defensa local. El segundo llegó después de una notoria mejoría del Cervecero y un minuto después del empate parcial. Encima, todo salió de un disparo de 35 metros de Silva que pegó en el palo, en Dulcich y se terminó colando. Y el tercero se dio cuando el QAC apretaba y en una contra, un error de Olivera le dio una segunda chance a Franco Jara, que tiró el centro para que defina el goleador pincha.

Lo más productivo de Quilmes se vio durante quince o veinte minutos de la primera parte, cuando se llevó por delante a Estudiantes y con ganas y algo de fútbol (el tanto de Telechea fue un golazo, por la jugada colectiva) se dio el lujo de maniatar a su adversario, ponerlo contra las cuerdas y sentirse dominador de las acciones. En el segundo también tuvo tramos de neto protagonismo de las acciones, pero con más desprolijidad y tocado por la furia de un empate que se le escapaba y cada minuto parecía más lejano.

En el medio de todo eso, hubo un penal malogrado por Telechea (lo atajó Rulli, pero el delantero lo pateó mal) y varias situaciones claras desperdiciadas (Pérez Godoy abajo del arco, al Pitu Gonzales se lo sacó el arquero, cabezazo de Diz, dos veces la defensa visitante despejó cerca de la línea). En cambio, de la otra vereda, los platenses aprovecharon casi todas las ocasiones que tuvieron para poder desnivelar, haciendo gala de la efectividad que es uno de sus platos fuertes en esta gran campaña.

Pero claro, el futbol no vive de merecimientos y Quilmes perdió, su promedio sigue bajando y el entrenador renunció. Demasiadas malas juntas para valorar algunos rasgos positivos que se vieron en la fresca y ventosa tarde de sábado.

¿Se va Caruso?

Ricardo Caruso Lombardi presentó su renuncia una vez culminado el partido. “No tengo más ganas de sufrir” fueron sus argumentos, pero no se lo comunicó más a que a los medios. ¿Seguirá en el cargo?

El entrenador estalló en el vestuario y decidió irse, aunque la dirigencia no le aceptó la renuncia y sus colaboradores confirmaron su presencia en el entrenamiento del domingo (no hay descanso, porque el martes Quilmes juega con Vélez).

Los directivos confían que, en las próximas horas, el presidente Aníbal Fernández se comunicará con Caruso para que siga al frente del equipo hasta el final de la temporada.