Por Carlos Paniagua (*)

Sabía que Sergio iba a trabajar abajo para quebrar a Williams. Que iba a hacer la misma estrategia que con Kelly Pavlik, de entrada y salida y trabajar. Así vino el golpe de nocaut: se metió, lo miró y sacó la izquierda. Fue como tiene que ser un golpe: siempre hay que mirar a donde tirás. Fue espectacular. Pensaba que Williams no iba a aguantar el ritmo de no pegar y, por el contrario, recibir. Pero imaginaba que se terminaría en el 8° o 9° round.

Ahora, seguramente otra vez no le van a querer pelear. Yo lo único que espero es que siga manteniendo la humildad que tiene. Es un pibe común y corriente y eso lo hace más grande aún.

Acá, lamentablemente nunca fue reconocido como el gran boxeador que es, a pesar de ser el que mejor nos está representando. Sergio, sin embargo, siempre nombra a Argentina, fijense, por ejemplo, que hoy estaba en medio de las cuerdas gritando por el país.

Es un verdadero atleta. En Estados Unidos lo admiran por como entrena. No creo que haya un deportista en el país que le pueda aguantar el ritmo, empieza a las 5 de la mañana y eso no lo sabe nadie. Ese trabajo queda demostrado arriba del ring. Es muy inteligente, tiene una más que cualquiera y mucho espíritu de lucha y sangre.

Lo que pasa es que no lo quieren de arriba porque está peleando contra el poder, contra Don King, la Top Rank… Está peleando contra todos ellos, solamente con los guantes y sus piernas.

Para mí, Sergio va a ser campeón Supermediano. Se lo dije cuando pesaba 64 kilos y tenía 4 peleas como profesional. Así va a cerrar su carrera de forma espectacular. Está haciendo historia y me gustaría que los periodistas argentinos algún día lo reconozcan.

(*) Tío y primer entrenador de Sergio Martínez. Colaborador de Deportes En Quilmes.